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¿Es el fin de la guerra arancelaria?

¿Es el fin de la guerra arancelaria?

Brindando por el Impacto y la Respuesta Directa

Estaba claro que la guerra comercial empezaba a pasar factura cuando las exportaciones chinas a Estados Unidos cayeron un 21% en abril. Con las dos mayores economías del mundo enfrentadas, China sabía que tenía que actuar con rapidez. En respuesta, los responsables políticos pusieron en marcha una serie de medidas económicas para proteger al país de las consecuencias y mantener el crecimiento.

El Banco Popular de China intervino con un paquete de medidas de relajación monetaria el 7 de mayo. Los principales cambios fueron un pequeño pero significativo recorte del tipo repo a siete días y una reducción de medio punto porcentual de la cantidad de dinero que los bancos deben mantener en reserva. Estas medidas se diseñaron para inyectar aproximadamente 1 billón de yuanes (138.500 millones de dólares) en el sistema financiero, ayudando a las empresas a sobrevivir a la tormenta y manteniendo el flujo del crédito.

Otras capas de protección

El objetivo era sencillo: proteger a la economía de los choques externos y ganar tiempo mientras se resolvían las tensiones comerciales mundiales. Además de la política monetaria, se introdujeron estímulos fiscales. Por ejemplo, se redujeron los tipos hipotecarios para los compradores de primera vivienda, lo que facilitó el acceso de las familias a la propiedad. En el sector del automóvil, donde la confianza de los consumidores se había resentido, el Gobierno anunció planes para eliminar gradualmente los requisitos de reserva para las empresas de financiación de automóviles.

Además, Pekín introdujo un programa de représtamos de 500.000 millones de yuanes para apoyar el gasto y el sector del cuidado de ancianos, cada vez más importante a medida que envejece la población. Estos esfuerzos pretendían estimular la demanda y reducir la presión financiera tanto sobre los consumidores como sobre las pequeñas empresas.

Aunque la demanda de crédito seguía siendo débil, el mensaje de los responsables políticos era claro. Estaban dispuestos a respaldar al sector privado y hacer lo necesario para estabilizar el mercado inmobiliario y la economía en general.

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Fuente: Yahoo Finanzas*

Recurrir a la diplomacia

Si bien las herramientas económicas ayudaron a amortiguar el golpe, China sabía que la estabilidad a largo plazo requeriría algo más. Todas las miradas se dirigieron a Suiza, donde el viceprimer ministro chino, He Lifeng, se reunió con el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, para mantener las primeras conversaciones de alto nivel desde que se habían disparado los aranceles.

Sorprendentemente, las conversaciones dieron resultados. El 12 de mayo, EE.UU. anunció oficialmente el acuerdo para reducir algunos de sus aranceles más elevados, reduciendo las tasas de hasta el 145% al 30%. China respondió reduciendo sus propios aranceles del 125% al 10%. No fue una resolución completa, pero fue un importante paso adelante en la desescalada y marcó un enfriamiento de las tensiones después de meses de acalorados intercambios.

Los mercados financieros recibieron la noticia con los brazos abiertos. Las bolsas estadounidenses se dispararon, y el S&P 500 alcanzó su punto más alto desde principios de marzo. El Nasdaq también registró su cierre más fuerte en más de dos meses. Mientras tanto, los precios del oro cayeron y el dólar estadounidense se fortaleció a medida que los inversores daban un suspiro colectivo de alivio.

¿Qué viene ahora?

Por ahora, el acuerdo ofrece un respiro. Pero es sólo una pausa, no una solución permanente. Las cuestiones más profundas, como el déficit comercial de Estados Unidos y la preocupación por la política industrial china, siguen sobre la mesa. Aun así, crece la esperanza de que ambas partes resuelvan los conflictos por la vía diplomática.

La rápida reacción de China a la presión económica, tanto con cambios políticos como con diplomacia, demuestra que el país autoritario se tomó en serio la amenaza de un conflicto prolongado. Los analistas coinciden en que los próximos meses serán clave. Los importadores se preparan para la temporada navideña, y ninguna de las partes quiere arriesgarse a otra ronda de perturbaciones. Si la calma actual se mantiene, existe una posibilidad real de que esta frágil paz evolucione hacia algo más duradero.

* Los resultados pasados no garantizan los resultados futuros.